jueves, 31 de julio de 2008

"tiempo al tiempo"

¿Y qué pasa con los intolerantes, con los impacientes? ¿Quién te devuelve las horas regaladas sin condescendencia? ¿Dónde está escrito a quién vale realmente esperar? ¿Cómo se cosecha un minuto ajeno y se obtiene el efectivo mérito para así merecerlo? ¿Dónde nos encasillamos los efusivos, los malcontentos, los apurados, los todo-ya? ¿Dónde se reembolsan los segundos corrompidos, inmoderados, malgastados? ¿Cuál es el auténtico paso a paso del proceso de prorroga? ¿En qué orden viene la negación, la incredulidad, la clausura, la censura, el alejamiento, el sentimiento de abandono, la cuasi ergástula? ¿Cómo se sabe qué causa es verdadero génesis de desaprovecho de épocas? ¿En qué página de clasificados se ofrece un buen administrador de vida? Vos esperas pero ¿a vos quién te espera? ¿El tiempo se congela? ¿Alguien paró el tren o se esfumó frente a tus ojos?

sábado, 5 de julio de 2008

incocluso uno

El final es inexcusable cuando la quilombera (barra ilusa barra escrupulosa barra histérica) y el boludo enquilombado duermen juntos (léase: comparten cama). Ella comúnmente manifiesta un Edipo totalmente mal resuelto. Naturalmente además de histérica es totalmente resentida. Hipotecaría el culo por una máquina para regresar el tiempo y decirle a ese flaco que se le adelantó que se vaya bien a la mierda (y para agregarle melodrama rencoroso: y su pequeño-amigo también). Ordinariamente su peor pecado es la gula. Traga cual boa constrictor alfajores de maicena, tiene orgasmos múltiples de solo pensar en brownies y sueña con orgías de galletitas oreos. Es de esas que capaz esta usualmente hablando de piquetes y de repente te termina hablando sobre sexo prematrimonial y dolores menstruales. Él no tiene obviamente mucho que decir. Es el boludo emocionalmente tarado. Ella lo lleva habitualmente de acá para allá y para acá y para allá y aunque-le-pese está predestinado a escuchar la frase “tenemos que hablar” unas 20 veces al mes (con suerte). A él asiduamente le gusta dormir del lado derecho de la cama. A ella también. Entonces duerme en el izquierdo, sin frazada y “agradecé que no dormís en el sillón”. Lo más gracioso es que el boludo suele creer que lleva los pantalones, las mujeres siempre se encargan de hacerle creer al boludo que tiene el control, que están muertas por ellos (los métodos conocidos por todos resultan un tanto irreproducibles pero siempre agradecidos por el boludo que se siente un total winner mientras ella se caga de risa con las amigas -por no quemarla y decir la pasa bien con otro boludo X-). Solamente comparten el placer de un TEG con helado del que terminan reiteradamente a las agarradas de pelo o de una buena cena (que siempre invita el boludo con su suelo mísero, no por caballero, por simplemente boludo). Entonces quieran o no , son de esas parejas que se terminan juntos por los chicos, mortificados, decepcionados y amargados.